Presentación

Este es el blog de Carlos y Alicia, en donde os mostraremos las salidas a la montaña que realicemos solos o con nuestros compañeros y amigos.

miércoles, 16 de enero de 2013

Cuernón de Peña Sagra (2042 m)


  Texto: Jesús                                                                                                                                                                                                                                                  Fotos: Carlos y Alicia

Aprovechando que el 7 de enero era festivo en la comunidad de Cantabria, decidimos acompañar a Güela, Chari, Carlos y Ali a realizar la ascensión al Cuernón de Peña Sagra, con la idea de pasar un buen día en la Sierra de Sagra y de paso empezar a quemar el turrón de las pasadas navidades.
Con el nombre de Peña Sagra se conoce una sierra enclavada entre las cuencas de los ríos Deva y Nansa. Su punto más alto supera los dos mil metros de altitud y es conocido como El Cuernón de Peña Sagra (2042m).


Presenta desniveles muy importantes desde todos los pueblos desde los que podemos ascender. Somaniezo, Luriezo, Aniezo (Liébana) se hallan a altitudes inferiores a los 800 metros, por el valle del Nansa se encuentra San Sebastián de Garabandal a unos 480 metros, conocido por las famosas apariciones, mientras que en valle de Poblaciones encontramos a San Mames a unos 1022 metros.
Nosotros elegimos la primera opción, dado que no la conocíamos y es una de las más bonitas. La ruta parte desde Somaniezo, a la llegada al pueblo nos encontramos con un cartel informativo explicando la historia del Santuario de la Virgen de la Luz, allí estacionaremos nuestro vehículo.
Comenzamos a atravesar el pueblo con dirección a la derecha hasta que nos topamos con un cartel “Camino de Peña Sagra”. A  partir de ahí nos topamos con una pista forestal que discurre por un bosque de hayas y robles, las rampas empiezan a tener bastante desnivel, y a los 45 minutos, aprovechando que nos topamos con un bonito refugio, decidimos realizar un pequeño descanso.


Seguimos ascendiendo hasta toparnos con el Santuario de la Virgen de la Luz. Este Santuario tiene su origen en una pequeña capilla erigida en honor a Santa María, que se apareció a finales del siglo XVI en este lugar a una joven pastora, cuando disgregado su rebaño por la niebla le pedía auxilio. 


                     

De gran tradición es su procesión . El 24 de Abril baja la Virgen a la parroquia de Aniezo. El 2 de Mayo es la procesión principal a Potes y Santo Toribio. El regreso al santuario es el 4 de Mayo. Parece increíble encontrar un lugar así en mitad de la sierra, aprovechamos para sacar unas fotos, y la güela no se pudo marchar sin tocar las campanas. 



Continuamos ascendiendo dado que en todo el recorrido la pista apenas nos da un respiro, llegamos a una gran pradera con muchas piedras de conglomerado en la que nos encontramos el refugio Montañeros de Liébana, cuyo interior no se encuentra en las mejores condiciones.


Continuamos nuestra ascensión y  llegamos a un collado en el que merece la pena darse la vuelta y observar las majestuosas vistas de los Picos de Europa.


A partir de aquí comienza la parte final, ya tenemos una visión clara del Cuernón de Peña Sagra, pero según nuestro GPS nos quedaban unos 550 metros aún para llegar a su cima, por lo que nos pusimos a ello. No hay ninguna ruta evidente, por lo que cada uno a su ritmo. Carlos y Ali coronaron enseguida, a los demás nos costó un poco más. Es importante tener en cuenta que para ascender a la cima del Cuernón hay que realizar una pequeña trepada, el camino está bastante marcado por puntos amarillos que son recomendables seguir dado que de no ser así nos podemos encontrar con el algún paso peligroso. Conseguimos ascender casi todos, dado que Mónica prefirió quedarse unos metros por debajo tomando el sol.



Una vez arriba pudimos disfrutar de unas vistas maravillosas. La güela saco de la mochila una botella de mistela y brindamos como si hubiéramos superado un 8000, la verdad que no se si sería por el esfuerzo, por el gran día que hacía o la altura, pero nos supo como un gran vino.

Sin perder demasiado tiempo, descendimos un poco, buscamos una zona libre de nieve para comer el bocata, e ir retrocediendo sobre nuestros pasos para evitar que la noche se nos echara encima.

              

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