Presentación

Este es el blog de Carlos y Alicia, en donde os mostraremos las salidas a la montaña que realicemos solos o con nuestros compañeros y amigos.

viernes, 3 de agosto de 2012

Barranco Pompedru


                      

Cuando llegamos a La Molina después de descender El Caleyu, buscamos un sitio en donde dejar bien aparcados los coches, pues el espacio es reducido y no hay que molestar a los pocos vecinos del pueblo. Además nos encontramos con numerosos vehículos aparcados en las orillas, pero nos extrañó el no ver ninguna furgoneta de agencias de aventura, puesto que este es un barranco muy frecuentado por ellas.
Con los coches bien situados y después de hablar con un vecino que nos comentó que por la mañana había habido gran cantidad de gente, tomamos el camino de descenso que nos lleva al río Casaño. Tras algún despiste al atravesar el pueblo (mira que es difícil perderse en La Molina), cogemos el camino correcto, y tras cruzarnos con tres barranquistas que salían del barranco, en apenas 15 minutos llegamos al puente Pompedru, desde el que echamos un vistazo para ver el caudal que llevaba el río.
Entramos al río por un sendero a la derecha  antes de cruzar el puente, y después de acabar de prepararnos comenzamos el descenso con un tramo de grandes bloques que nos lleva al comienzo del estrecho, que visto desde lejos parece la boca de una cueva.


El cañón se encaja en un oscuro pasillo, con paredes de más de 20 metros de altura, y justo al comienzo del estrecho nos encontramos con el primer rápel de unos 8 metros. Después de  este rápel tenemos un par de pequeños saltos dentro de este precioso pasillo, estrecho y encajado.

                      

Superado el estrecho inicial, el barranco se abre encontrándonos  un gran caos de bloques en el que debemos ir buscando el siguiente de los rápeles, de unos 3 metros y que en época de crecida forma un paso sifonante.


Continuamos río abajo y nos encontramos con un nuevo caos de bloques, en donde tenemos la opción de hacer rápel (por el centro y por la izquierda hay anclajes) como hicimos Ali y yo o bien destrepar como hicieron Lolo y Belén. Este rápel nos deja en una sala interior formada por grandes bloques.


Algún destrepe más y llegamos  a una amplia poza en donde finaliza el descenso. En esta poza y desde lo alto de un bloque de unos 3 metros de altura, podemos realizar un salto teniendo cuidado hacia donde saltamos, pues en muchos sitios la poza no llega a cubrir. Aquí Belén se hartó a dar saltos y más saltos hasta que por fin la convencimos para salir del barranco.


En poco más de una hora nos hemos acabado el barranco, y es lo que tiene el Pompedru, que en condiciones normales es un descenso muy breve y muy fácil, pero que de vez en cuando (hacía casi 4 años que lo descendimos) merece una visita.
Nos despedimos de Lolo, pero por poco tiempo, pues quedamos con él para el día siguiente ir a dar un pequeño paseo por la zona junto con su mujer Bego y su hija Iris, eso sí, si lograba convencerlas para que se unieran a nosotros.

        

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